El desafío más importante que encara la provincia es logar la autarquía energética sobre la energía que consume, lo que supone un cambio de paradigma, una transformación real que apunta a revalorizar nuestros recursos y capacidades para abastecer la demanda local, diversificar el horizonte productivo y garantizar el crecimiento y calidad de vida en toda la provincia.
La reconversión de la matriz energética es una necesidad mundial y nuestra provincia ya está trabajando para generar progresivamente sus fuentes de energía, revalorizando los recursos regionales (vientos, sol, biomasa, residuos sólidos orgánicos, recursos hídricos, petróleo y gas) y facilitando las herramientas para que todos seamos protagonistas como potenciales generadores de energía a nivel domiciliario, local y regional.
Esta transformación que nos llevará de ser, una provincia consumidora a una soberana energéticamente, nos exige lograr la sustentabilidad ambiental y energética a través del uso eficiente y la generación de energía (renovables y limpias) acordes a las necesidades y especificidades de cada microregión
Este proyecto, transversal, que ejecutaremos a corto, mediano y largo plazo reduciendo la huella de carbono y mejorando las prestaciones de productos y servicios energéticos supone aplicar las 3D: descarbonización, digitalización y descentralización energética. Lo primero se logra con el aprovechamiento de fuentes renovables, pero en la transición el gas es una de las energías limpias con potencialidad para su aprovechamiento. A su vez la digitalización nos permitirá trabajar con sistemas más eficientes y la descentralización, gestionar en función de la demanda provincial.
En este camino, el Estado junto a Pampetrol, las Cooperativas, los Municipios, el Banco de La Pampa, La Universidad y cada uno de los diferentes actores involucrados, deben garantizar que la energía generada sea competitiva y asequible para asegurar la calidad de vida así como el desarrollo productivo de la provincia.